El Monolito

El cine visto desde la orbita de Jupiter

martes, mayo 03, 2005

Fidel Castro enamorado de Brigitte

Anoche me acerque al cine. Fui solo, como siempre, pero no por elección, sino por descarte. Y no sólo suele suceder que vaya solo, sino que me ha ocurrido alguna vez estar sólo en una sala. Esta vez no fue así: incluso el propietario del piso alquilado en el que me alojo estaba allí.

La pelicula era Comandante, ya estrenada en España hace tiempo por tratarse de una coproducción Espana-USA. Se trataba de un documental dirigido por Oliver Stone en el que se entrevistaba a Fidel Castro durante más de 30 horas. El lado más humano y anecdótico del dictador cubano salía a relucir una y otra vez a traspies entre las preguntas del norteamericano. Este, a su vez, jugaba constantemente con las cámaras y la sensación de escudrinamiento. La cinta estaba llena de imágenes subliminales, como esa en la que una lata de Coca-Cola se ve aplastada en la acera de La Habana. Fidel, con su elocuencia y autoridad de siempre, hablaba pausado desde su admiración de Brigitte Bardot y Sofia Loren hasta del dolor que sintió cuando le informaron del asesinato en Bolivia de Ernesto Che Guevara.


No obstante todas las anecdotas relatadas, lo que más me llamá la atención del documental fue el rocoso idealismo del dictador: su firme esperanza en que el actual desarrollo insostenible mundial cambie de dirección para poder dar cobijo a los proximos más de 10.000.000.000 habitantes que soportará el planeta. Mi escasa fe en la raza humana ofusca mi ilusión y preveo despilfarramiento, como hasta ahora.

Tras su extenuante verborrea, regresé a casa. Alli, hojeando un librillo sobre el comunismo escrito por Máximo Gorki encontre una cita que me recordo el idealismo y la fe en el comunismo del cubano: "¡Los hijos van por el mundo! Yo lo entiendo así: van por el mundo, por toda la Tierra, por todas partes, ¡hacia un mismo fin! Las gentes de mejor corazón, de inteligencia honrada, atacan con firmeza todo lo malo, avanzan, pisotean la mentira con sus pies recios. Jóvenes, sanos, ponen toda su fuerza invencible para alcanzar un mismo fin: ¡la justicia! Van en pos de la victoria sobre el dolor de la Humanidad, se han alzado para eliminar las desdichas de toda la Tierra, van a vencer todo lo monstruoso, ¡y lo vencerán! Nosotros encenderemos un nuevo sol, me dijo uno de ellos, ¡y lo encenderán! Juntaremos en uno todos los corazones rotos, ¡y los juntarán!" (La Madre, 1906).

Un libro absolutamente recomendable para un documental aceptablemente didactico.