Either you care or you don’t
El día era bastante gris. Bueno, blanco, no paraba de nevar. Tenía que coger un vuelo –con el consiguiente desperdicio de tiempo que acarrea, que si dos horas previas, que si vuelo, que si espera al equipaje- y no tenía ningún libro a mano. ¡Ayuda! Compré el periódico para amenizar el día y me tropecé en él con una interesantísima entrevista a la mujer de Stanley Kubrick. Mostraba el lado humano de ese extravagante director de cine desde el punto de vista de una de las personas que más lo conocían. No pretendo reproducir toda la entrevista sino tan sólo la respuesta que más me llamó la atención en tanto en cuanto yo siempre he sido de su misma idea: "su pasión era sacar el máximo de cada tema. Su lema era "si no estás enamorado del asunto, déjalo. Ya hay demasiadas películas mediocres". No sabía lo que era aburrirse. Por eso se encolerizaba en cuanto notaba que alguien no se concentraba al cien por cien en lo que estaba haciendo, y, por ejemplo se ponía a mirar por la ventana. "Either you care or you don’t"[o te importa o no], les decía". Palabra de Kubrick.
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